Opinión de los expertos

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  • El síndrome respiratorio bovino (SRB) es la principal causa de mortalidad y morbilidad en la industria de recría de mamones. Las repercusiones económicas de la enfermedad son importantes: coste de tratamientos, entre ellos el elevado gasto de antibióticos, servicios veterinarios y la mortalidad inmediata de los terneros afectados.
  • El virus de la Influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) ha azotado con fuerza las explotaciones avícolas europeas. Millones de animales han sido sacrificados o han muerto a causa de este patógeno, provocando cuantiosas pérdidas económicas para el sector avícola.
  • El componente social de la sostenibilidad supone un reto que afronta el sector ganadero en dos frentes de actuación: por un lado, cumplir con las demandas que hace la sociedad a la forma en que se producen los alimentos de origen animal, como es el bienestar animal, y por otro, en su carácter más interno, su supervivencia requiere satisfacer las expectativas de la comunidad ganadera en cuanto a una calidad de vida y de trabajo acorde con los tiempos actuales.
  • El reto que se plantea la ganadería de rumiantes está llegando a través de mensajes de garantizar el bienestar animal, desarrollar sistemas acordes con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, asegurar una bioeconomía circular y, en resumen, asegurar la sostenibilidad económica, social y ambiental de los sistemas de producción.
  • El veterinario, al igual que otros profesionales, está sujeto a diferentes responsabilidades legales en el ejercicio de su actividad.Dichas responsabilidades, que no necesariamente son excluyentes entre sí, se pueden clasificar en cuatro grupos en función de la normativa que las regula.
  • ¿Qué hacemos ante una enfermedad que ni tiene tratamiento, ni tiene vacuna?, no queda otra que extremar las medidas de bioseguridad.
  • Cada año alrededor de 25 000 pacientes mueren en la UE por una infección debida a bacterias multirresistentes, y la UE estima que los costes extra en salud y pérdida de productividad suponen 1,5 billones de euros por año. Allí donde no hay control con receta médica para uso humano o veterinario, aparecen y se propagan estas resistencias. Sin un control, nos encaminamos hacia una era post antibióticos en que muchas infecciones comunes podrán ser potencialmente mortales.
  • Producir con un alto estatus sanitario es muy rentable, trabajar con animales sanos que crecen más, con mejores índices técnicos, mejor IC y GMD, con menos gastos en medicamentos y con menores mermas en la comercialización tiene muchas ventajas. Además de disminuir la mortalidad en todas las fases de la producción.
  • La selección natural de genotipos adaptados ha sido uno de los principales motores en la evolución de las especies. Mucho antes de su domesticación, el cerdo salvaje que vagaba en busca de comida no era ajeno al ambiente que le rodeaba. Por aquel entonces, caracteres asociados a supervivencia, robustez y rusticidad constituían una parte mayoritaria del índice de selección ancestral.
  • La observación detenida del comportamiento animal no solo es una actividad apasionante, es una herramienta de gestión de valor incalculable que nos puede ahorrar recursos, problemas y contribuir de forma decisiva a reducir el uso de antibióticos en nuestras granjas.
  • El problema de la resistencia a los antimicrobianos es un tema importante para cualquier persona involucrada tanto en sanidad humana como animal. El uso de antimicrobianos que se utilizan en animales puede acelerar la aparición y propagación de microorganismos resistentes y comprometer la eficacia de estas moléculas para tratar las infecciones tanto animales como humanas.
  • La prescripción de antimicrobianos solo tras la obtención de un antibiograma es un requisito necesario que ya estamos cumpliendo, generalmente con buen criterio, pero no debemos quedarnos ahí. Es el momento de cambiar el chip.
  • La industrialización que se originó al finalizar la II Guerra Mundial, con el abandono de las gentes de los campos y su concentración en la ciudad, hizo necesario el desarrollo de una crianza intensiva de animales en espacios reducidos.
  • Los que trabajamos en el sector agropecuario vivimos nuestro trabajo con pasión y orgullo. Somos conscientes de que la comida nunca en la historia de la humanidad fue tan abundante, económicamente accesible y tan segura para su consumo. Cumplidos estos objetivos, nos movemos hacia la excelencia organoléptica, y progresamos día a día hacia una Producción Responsable.
  • Los animales superiores han evolucionado desarrollando sistemas que les permiten enfrentarse a las infecciones con éxito: mecanismos pasivos (como la barrera de la piel, las secreciones, etc.) y mecanismos activos que aquí llamaremos genéricamente inmunidad.
  • El intestino de los animales es un sistema complejo en el que, por un lado, se debe facilitar la entrada de los diferentes elementos necesarios para el mantenimiento de la homeostasis del animal y, por otro lado, se debe contener los factores agresivos que pueden comprometer la salud de los animales.
  • Hablar de antibióticos ya no es un tema exclusivo de profesionales dedicados a la salud humana o veterinaria. Aparecen en multitud de medios de comunicación: en la televisión, en la radio, en los periódicos, en medios digitales, etc. Y recientemente, casi siempre, para advertirnos de las consecuencias que ha tenido y puede tener su uso indebido.
  • El bajo uso de antibióticos ya se vende en algunos países como símbolo de calidad y si no sabemos colocar en el mercado productos buenos, sanos y limpios, con las garantías que el consumidor y la ley exige, habremos perdido la batalla de la producción y la comercialización y eso será la crónica de una muerte anunciada.
  • Las resistencias bacterianas a los antibióticos están aumentando, tanto en humanos como en la ganadería; preservar su eficacia es fundamental para la protección de la salud de las personas y también de los animales. Se ha pronosticado que en un próximo futuro este fenómeno podría convertirse en el mayor problema sanitario a nivel mundial.
  • Los antibióticos se han usado en producción porcina con tres propósitos “confesables”: como terapéuticos para tratar enfermedades, como profilácticos o metafilácticos para prevenirlas y como promotores del crecimiento, aunque este último uso ya está descartado.
  • Los programas de medicina preventiva se basan en la implementación de una serie de medidas para el control de enfermedades que son importantes en cunicultura. Las herramientas disponibles se basan en el uso de vacunas, medidas de higiene y manejo y en el uso de antimicrobianos en el caso concreto de enfermedades bacterianas.