Comportamiento, bienestar y reducción de antibióticos

Alberto José Redondo Villa
Profesor Titular de Zoología (Sección Etología) Universidad de Córdoba

30/03/2020

La Etología es la ciencia que estudia el comportamiento de los animales. Los investigadores que trabajan en este campo científico utilizan un método basado en la observación del comportamiento de un modo sistemático y su análisis estadístico para obtener conclusiones. La observación detenida del comportamiento animal no solo es una actividad apasionante, es una herramienta de gestión de valor incalculable que nos puede ahorrar recursos, problemas y contribuir de forma decisiva a reducir el uso de antibióticos en nuestras granjas.

El comportamiento de los animales conforma su modo de relacionarse con el entorno, así responden ante diferentes estímulos con una serie de pautas a cuyo conjunto se denomina etograma. Se trata por tanto de una especie de catálogo que reúne los diferentes tipos de gestos, movimientos, posturas, sonidos y demás respuestas que los animales realizan a lo largo de su vida.

Los etólogos se dieron cuenta de que estas pautas de comportamiento son más estereotipadas de lo que cabía esperar y de que reflejan una serie de motivaciones que nos permiten clasificarlas. Además, si bien hay una diferencia individual, que se ha denominado desde los años 70 personalidad animal, no obstante, hay un patrón común a nivel de especie que nos permite asignar diferentes pautas de comportamiento a estados físicos, motivaciones y reacciones ante diferentes estímulos.

Hay un concepto en biología que nos puede venir bien en este punto, se trata de los bioindicadores. Básicamente se trata de especies animales que presentan una tolerancia baja ante un determinado factor ambiental, normalmente se utilizan para detectar contaminación y otras alteraciones del medio ambiente.

Podría pensarse que es más fácil hacer un análisis de agua para ver si está contaminada que ponerse a estudiar a los animalitos que viven en ella, pero hay una serie de ventajas del uso de los bioindicadores. Cuando realizamos una medición obtenemos algo similar a una fotografía que nos muestra el estado del medio, en cambio, cuando utilizamos a los animales sensibles a la contaminación, lo que obtenemos es como una película que refleja lo que ha pasado en un periodo de tiempo y, sobre todo, los efectos reales que ha tenido en la salud del ecosistema.

El estudio del comportamiento de los animales en una explotación tiene el mismo sentido que los bioindicadores zoológicos, nos permite inferir cuestiones relativas no solo al bienestar, también al estado de salud de los animales y de esta forma anticiparnos a problemas más graves que pueden requerir el uso de antibióticos.

Las alteraciones del comportamiento del ganado reflejan procesos que implican cambios en su entorno o en su salud y suponen un sistema de alarma temprana que puede ser muy útil si estamos atentos, evitando que las consecuencias lleguen a ser peligrosas.

Así por ejemplo si observamos en un grupo de animales que disminuye el tiempo que pasan descansando echados, tenemos un indicador muy probablemente relacionado con el estrés y puede ayudarnos a modificar aspectos de manejo como el número de animales por lote o la calidad de la cama.

El comportamiento social nos aporta también información inestimable para la gestión de nuestra explotación. Condiciones ambientales desfavorables llevan a estos animales a agruparse o situarse en los lugares más favorables, indicándonos así una temperatura desfavorable o una corriente de aire perjudicial.

Hay también pautas de comportamiento específicas que reflejan situaciones de estrés intenso, como es el caso de las estereotipias, una serie de movimientos rítmicos y repetitivos que tienen como función la liberación de endorfinas, unas drogas que produce el propio animal para mitigar el efecto del estresor es decir de aquello que le está estresando.

Por tanto, insisto en lo que decía al principio de este artículo, la observación detenida del comportamiento animal no solo es una actividad apasionante, es una herramienta de gestión de valor incalculable que nos puede ahorrar recursos, problemas y contribuir de forma decisiva a reducir el uso de antibióticos en nuestras granjas.

Alberto José Redondo Villa
Profesor Titular de Zoología (Sección Etología) Universidad de Córdoba