Uso de antimicrobianos en cunicultura. ¿Es necesaria una aproximación diferente?
Los programas de medicina preventiva se basan en la implementación de una serie de medidas para el control de enfermedades que son importantes en cunicultura. Las herramientas disponibles se basan en el uso de vacunas, medidas de higiene y manejo y en el uso de antimicrobianos en el caso concreto de enfermedades bacterianas. En la actualidad, no se dispone tampoco de vacunas eficaces para muchas enfermedades bacterianas. Por tanto, los antimicrobianos son una herramienta fundamental para los clínicos que ejercen su trabajo en cunicultura y preservar su eficacia en el futuro es importante para que la producción cunícola sea una actividad rentable y sostenible en el futuro.
Desde hace tiempo se sabe que los antimicrobianos dejan de ser eficaces porque las bacterias generan una serie de mecanismos de resistencia frente a ellos. La consecuencia directa es que no podemos curar a nuestros animales con estas herramientas y que, además, podemos diseminar estas bacterias resistentes a otras especies incluida la especie humana.
Uno de los factores que está involucrado en la generación de estas resistencias antimicrobianas es un uso no prudente de los mismos. Este uso no prudente consiste en un uso inadecuado de los mismos ya sea por una selección inadecuada o una utilización incorrecta. A nivel Europeo se ha decidido que hay que reducir el consumo de antimicrobianos en todas las especies de interés veterinario, incluida la cunicultura, para disminuir la probabilidad de generar resistencias antimicrobianas. El último informe europeo sobre consumo de antimicrobianos en Europa (ESVAC, 2013) puso de manifiesto que nuestro consumo de estos fármacos es de los más elevados de Europa y que nuestros hábitos de consumo no han cambiado en los últimos años.
En la actualidad, no se sabe cual es la parte proporcional de este consumo general que corresponde a cunicultura pero todos sabemos que, con toda probabilidad, será una de las especies con mayor consumo por kilo de carne producido. Por tanto, estamos o estaremos en el punto de mira de las autoridades europeas sobre esta materia. Por otra parte, la Agencia Española del Medicamento ha puesto en marcha un programa nacional para el control de resistencias antimicrobianas en España, tanto a nivel humano como veterinario, y está haciendo una campaña, a nivel nacional, para concienciar de este problema. En este contexto nacional y europeo, todos los implicados en la producción de conejos nos debemos plantear qué puede hacer cada uno de nosotros para intentar optimizar el uso de antimicrobianos en esta especie.
Creo sinceramente que se puede hacer mucho por mejorar en este campo. Quizás el punto de partida para cada uno de nosotros es saber dónde estamos: ¿Sabemos cuantos miligramos de antimicrobianos utilizamos para producir un kilo de carne? ¿Hemos realizado un buen diagnóstico del problema clínico y los antimicrobianos son realmente necesarios? ¿Utilizamos la higiene y desinfección como debemos en nuestras explotaciones? ¿Utilizamos los antimicrobianos para curar a los animales o es realmente una herramienta para prevenir las enfermedades? ¿Somos capaces de defender ante las autoridades que necesitamos estas herramientas? ¿Utilizamos la dosis correcta y monitorizamos que los animales se medican correctamente?
Todos sabemos que el día a día no nos deja mucho tiempo para pararnos a mirar con ojos críticos qué estamos haciendo y si podemos mejorar lo que hacemos. El programa nacional de resistencias antimicrobianas y la presión que nos viene de Bruselas lo podemos ver como una pesada losa impuesta por los “burócratas” o como una oportunidad para mejorar el sector cunícola. Yo os animo a que lo veamos como una gran oportunidad y que empecemos a tomarnos en serio este tema. Si no lo hacemos nosotros, alguien acabará imponiendo unas normas muy restrictivas que pueden suponer un problema serio para la viabilidad de un sector productivo con un gran presente y futuro en la cuenca mediterránea. En este sentido, quiero remarcar el gran impulso que está haciendo la empresa Nanta por ser pionera en revisar en profundidad el consumo de antimicrobianos en todas las especies y, en especial, en cunicultura para intentar llevar a la práctica estas medidas.
Lorenzo Fraile
Profesor Agregado (Universidad de Lleida)