Recría de pollitas: cómo hacerlo bien en las primeras 2 semanas

Las primeras dos semanas de vida de una pollita son cruciales. En este breve período después de la eclosión, el cuerpo de la pollita cambia drásticamente. Durante las dos primeras semanas podemos influir positivamente sobre parámetros de rendimiento del resto de la vida productiva.

Las granjas de ponedoras han incrementado con éxito la eficiencia y la productividad de las gallinas ponedoras a lo largo de los años. Al mismo tiempo, los costes de producción han aumentado, lo que hace que la producción de huevos sea un delicado equilibrio de márgenes. Diferentes variables pueden afectar a la rentabilidad general de la granja, pero sin duda, el número de pollitas de 1 día alojadas que acaban desarrollando su máximo potencial productivo es uno de los ratios más importantes de cara a esta rentabilidad.

Para obtener este máximo ratio es imprescindible producir ponedoras robustas, sanas y productivas y las primeras dos semanas son decisivas de cara a este objetivo. Hay que recordar que, cuando el desarrollo en una fase de recría no es óptimo, la siguiente fase también se ve afectada automáticamente, por lo que invertir en las pollitas desde las primeras dos semanas es clave de cara a obtener una ponedora productiva y robusta.

Figura 1 – Invertir en el desarrollo temprano de pollitas es crucial para todo el ciclo de producción de una capa.

Máximo desarrollo funcional en las dos primeras semanas

La producción de pollitas fuertes y robustas requiere de un enfoque multifactorial (manejo, inmunidad, alimentación, etc). Aunque de modo general es la nutrición lo que hace que el ave crezca y se desarrolle, es importante destacar que cada fase tiene unas necesidades particulares que debemos de satisfacer.

Los requerimientos de nutrientes y la digestibilidad varían mucho entre las diferentes fases de la recría, especialmente cuando comparamos animales jóvenes con pollitas de más edad. En los primeros días y semanas después de la eclosión, el cuerpo de la pollita cambia de forma drástica. Los órganos internos, los huesos y el desarrollo corporal en general crecen y se desarrollan rápidamente. Una pollita tiene su máximo aumento de peso corporal relativo durante las primeras dos semanas de vida. Además, vemos un crecimiento exponencial del tracto intestinal (más rápido que el de otros órganos) en los primeros días y un aumento en el crecimiento y desarrollo óseo y muscular. Este llamado crecimiento funcional requiere de una gran cantidad de proteínas altamente digeribles y altos niveles de energía ya que también durante ese periodo de dos semanas, las reservas de nutrientes, la digestibilidad del alimento y los niveles de ingesta de alimento de las pollitas son bajos.

Roland Koedijk, director global de nutrición avícola de Trouw Nutrition, explica: "Una deficiencia de nutrientes desde el principio puede resultar en déficits de desarrollo irreversibles y en niveles superiores de mortalidad durante la fase de crianza. La pollita durante sus dos primeras semanas es totalmente dependiente de la energía dietética y de proteínas altamente digestibles para ser capaz de satisfacer sus elevados requerimientos nutricionales de mantenimiento y crecimiento funcional durante este periodo".

Reevaluación de las fases de alimentación

Las diferencias en requerimientos de nutrientes y en digestibilidad según la edad de la pollita es algo conocido y esta es la razón por la cual las granjas de recría comerciales normalmente se aplican tres fases de alimentación diferentes: una dieta de inicio, una dieta de crecimiento y una dieta de desarrollo. Pero normalmente es la dieta de inicio la que no es capaz de satisfacer las elevadas necesidades que tiene la pollita durante sus dos primeras semanas, por la baja ingesta de nutrientes global. El riesgo de no satisfacer las necesidades nutricionales de las pollitas en este periodo puede tener consecuencias negativas irreversibles.

"En la industria de pollos de engorde, el uso de un pre-estárter en los primeros días después de la eclosión se ha convertido en una práctica creciente, ya que demuestra claramente los beneficios en pocas semanas. En la industria de las ponedoras, el uso de un pre-estárter no es tan común todavía y ello no es porque no demuestre también sus beneficios, sino porque las prácticas de alimentación actuales son pragmáticas y eficientes y cuesta tiempo cambiar este protocolo tan arraigado.

Por otro lado, los productores de huevos disponen de sus propias plantas para producir sus piensos pero no siempre pueden disponer de las materias primas necesarias para hacer un alimento pre-estárter en su propia fábrica de piensos. Es por este motivo por el  que desarrollamos PullyCare", explica Koedijk.

Desarrollo del pre-estárter definitivo

PullyCare es un innovador alimento pre-estárter optimizado en base al perfil nutricional, a los ingredientes y a la forma física del pienso que requiere una pollita durante sus 2 primeras semanas.

"Además de nuestra selección de ingredientes y del uso de un micropellet, nuestro conocimiento sobre la cinética de la digestión de las proteínas y las fibras es una parte importante de esta innovación. Las pollitas jóvenes no pueden manejar fuentes lentas de proteínas, lo que puede exacerbar el crecimiento de patógenos en el tracto gastrointestinal. Si usamos ingredientes proteicos que son "más rápidos", la pollita podrá utilizar la proteína más rápido y mejor, y estará menos disponible para los patógenos. Para los nutrientes ricos en fibra, debemos encontrar el equilibrio en los niveles de estructura de forma que seamos capaces de optimizar tanto el desarrollo de la molleja como el desarrollo intestinal", aborda Koedijk.

El enfoque en la digestión y la utilización de nutrientes conduce a un crecimiento más rápido del peso corporal desde una edad temprana, lo que tiene un efecto positivo en el inicio de la puesta, el tamaño promedio del huevo y la persistencia del pico de producción.

"Pero también demostramos que nuestro pre-estárter tiene un efecto sobre el tamaño de las aves y, por lo tanto, el tamaño del hueso. Los huesos más altos están equipados con un depósito de calcio más grande y permiten una mejor rotación de calcio, que se requiere para una calcificación óptima de la cáscara y la calidad de la cáscara del huevo. Esto demuestra que un pre-estárter realmente puede agregar mucho valor para nuestros clientes y aumentar el rendimiento económico en sus granjas de ponedoras", concluye Koedijk.